Como todas las mañanas de cada sábado Edgar solía caminar a la orilla de la playa que se encontraba a unos pasos de su casa en el pueblo en el que vivía, era una rutina que disfrutaba porque le provocaba una enorme paz.
Esa mañana el mar estaba muy calmado y parecía un enorme espejo que reflejaba la inmensidad del sol resplandeciente, algo raro, ya que la noche anterior una tempestuosa tormenta había azotado las costas del pueblo.
Edgar caminaba por la orilla de la playa disfrutando el sonido de las olas y el aire puro con el característico aroma a sal y mar, el cual le provocaba una sensación de paz indescriptible, que utilizaba como remedio para su ajetreada vida.
“Era un día perfecto para reflexionar sobre su vida” se decía a sí mismo, mientras caminaba observando el horizonte como buscando una respuesta a sus preocupaciones, cuando de pronto tropezó con una extraña botella que no parecía nada convencional, de un tono esmeralda verdoso y un extraño tapón de corcho, la botella reflejaba la luz del sol de una manera peculiar, inmediatamente le llamó la atención, ya que dentro de ella había un extraño objeto. Por instinto recogió la botella y la limpió con la mano, revelando un papel amarillento enrollado dentro de ella.
“¿Será una carta?, ¿Un mensaje de algún naufrago?”, se preguntaba ansiosamente mientras intentaba quitar el tapón de corcho de uno de los extremos. Con un poco de esfuerzo logró deshacerse del extraño corcho que hacía de tapón en la botella. De manera muy cuidadosa, evitando no mojar el extraño papel, hizo un par de maniobras con los dedos de su mano para poder sacar el extraño papel del fondo de la botella y que tenía escrito un mensaje.
Extrañado Edgar se dio cuenta de que el mensaje estaba escrito con letras de imprenta, pero con un estilo particular que nunca había visto en su vida, parecía que ese mensaje había sido escrito en otra época. Comenzó a leer:
“Querido desconocido,
Escribo este mensaje de manera desesperada y como última esperanza de que alguien lo encuentre, algún día.
Si lo estás leyendo, es porque la isla donde vivo ha sucumbido. Mi nombre es Mu, soy ciudadano de la isla Atlantis en algún lugar en medio del océano.
Mi civilización es una de las más avanzadas de su tiempo, hemos tenido muchos años de esplendor y vivimos en paz y armonía con la naturaleza desde tiempos inmemorables. Sin embargo, parece que estamos viviendo nuestros últimos días, es como si los mismísimos dioses estuvieran desatando toda su furia sobre nosotros.
Algo no está bien, esto no es normal, el cielo y el mar se ven muy extraños y llevan días más ajitado de lo normal. Presiento que algo está por pasar y es por eso que escribo este mensaje, para que quede constancia de los hechos.
A pesar de todos nuestros avances, la fuerza de la naturaleza parece que ha desatado su furia sobre nosotros, llevamos 20 días con una tormenta insaciable, no es un huracán, ni un tifón o temporal, insisto esto no es normal. La gente esta espantada, muchos murmuran que es el fin de los tiempos, los viejos sabios ya lo habían predicho mucho tiempo atrás, pero hicimos caso omiso a sus advertencias, nuestro pecado ha sido el orgullo. Nos creímos invencibles por nuestros grandes avances.
Creo que es demasiado tarde, el mar ha comenzado a inundar la isla, ya es muy tarde, no se puede hacer nada, todo ha sido repentino.
Los altos mandos no se han pronunciado, intentamos evacuar a todos, pero es imposible luchar contra la fuerza de la naturaleza, todos estamos en shock, no sé si alguien haya podido escapar a tiempo de la isla y ponerse a salvo.
Es el fin y quiero que nuestro legado no quede en el olvido, quiero que sepan lo que alguna vez fue mi grandiosa y majestuosa ciudad de Atlantis, grandioso y esplendorosa con grandes edificios dorados que se elevaban en armonía con la naturaleza y parecían tocar al mismísimo cielo, el conocimiento que teníamos nos permitía vivir en armonía con la naturaleza y aprovechar la energía del Sol y el viento para subsistir.
Mientras escribo esto, han comenzado algunos movimientos telúricos que se repiten constantemente y han ido aumentando cada vez más en su fuerza.
Se han reunido sabios, altos mandos y científicos, pero no han podido encontrar una solución que nos salve de este infierno.
Ya es demasiado tarde. Ya no hay nada que hacer, no podemos luchar contra la fuerza de la naturaleza, aquella que un día nos acogió y alimentó, hoy nos castiga irremediablemente.
Con lágrimas en los ojos, solo me queda decir: “todo es un ciclo”, “todo tiene un principio y un fin” y así debe ser aún sabiendo que mi civilización está condenada a desaparecer.
Por eso quiero que alguien sepa que un día existimos y fuimos una cultura esplendorosa, rica y sabia, que vale la pena recordar y no se olvide la historia. También espero que sirva como advertencia para otros civilizaciones futuras…
Si encuentras este mensaje, por favor, recuerda nuestra historia. Recuerden que fuimos más que solo una civilización más en el tiempo. Fuimos seres humanos que vivimos, amamos y sufrimos.
Me despido. Ya no tengo fuerzas. Me ha invadido el miedo y la tristeza.
Adiós, desconocido. Que la suerte te acompañe en tu viaje por la vida.
Mu Asir de Atlantis.”
Edgar se quedó sin aliento después de leer el mensaje. La historia de Mu y su civilización perdida lo había conmovido profundamente. Parecía como si todo lo que hubiera leído lo hubiera vivido en carne propia, se imaginó la ciudad de Atlantis, con sus resplandecientes edificios dorados y su gente, y se preguntó qué habría pasado si hubieran podido evitar la catástrofe.
Mientras se quedaba allí, de pie en la playa, con un sentimiento de tristeza, le rodaban por sus mejillas un par de lágrimas de nostalgia ahogada.
Edgar se dio cuenta de que la historia de Mu era un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de apreciar lo que tenemos. Que no debemos subestimar el poder de la naturaleza. La isla de Atlantis había sido una civilización muy avanzada, pero no había podido evitar su fatídico destino.
Edgar se sentó en la arena y mirando hacia el horizonte comprendió que la vida es a la vez preciosa y efímera. No sabemos que pasará en el futuro, hay que vivir el presente y aprovechar cada momento para hacer lo que es importante. Todo en este mundo es cíclico, todo tiene un principio y un fin, porque así debe ser, así como la vida de las estrellas y planetas, los hombres, plantas o animales. Mientras pensaba eso, dio un suspiro, y se quedó pensando allí durante un rato más sobre la historia de Mu.
Luego, con el mensaje en la mano, regresó a su casa, y decidido compartir la historia con todos los que conocía, para que nunca olvidaran la lección de la isla de Atlantis, Y qué el legado de esa antigua civilización perdurara a través de los tiempos.
Fecha: 19-10-2025
Ilustración: Generada por Meta AI
Autor: Guillermo Camarena ∴
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