Me encontraba meditando, proyectando mi mente hacia tantas cosas que quería averiguar, ante tantos misterios que descifrar. Me sentía elevado, como flotando entre las nubes que parecían como burbujas de jabón.
En un momento dado sentí que era atraído hacia un portal. Dos grandes columnas de estilo romano daban la entrada a un jardín con muchas flores y grandes árboles. Un aroma a flores y a canela se extendía como una bruma. Me sentí mareado y caí en un remolino de luz. Sentí una gran vibración que me sacudió por completo.
Entré en un letargo, una sensación que no supe bien qué era, pero me vi acostado sobre la grama, debajo de un gran árbol y rodeado de flores de distintos colores, flores que no había visto jamás y que despedían una fragancia difícil de explicar en palabras. A lo lejos la brisa traía las notas de una música celestial. Si en algún lugar existe el paraíso terrenal, este lo era, sin duda alguna.
Me sentí lleno de una energía muy fuerte, con una euforia y alegría desbordantes. Sentía en mi corazón un amor inmenso por el mundo y todos sus habitantes. Miré a mi alrededor, buscando a otras personas, pero no veía a nadie: estaba solo. Quería compartir esa dicha con otras personas, pero me encontraba totalmente solo.
Me levanté y me puse a caminar por el parque, llegué a la salida y me vi en una calle llena de personas, tiendas, cafés y mucha actividad vehicular: carros y autobuses llenaban la calle. Todo me parecía muy normal. Pensé: “Estoy en alguna ciudad de la Tierra”.
En eso una voz me habló y me dijo:
—No es una ciudad de la Tierra: es una réplica en otro plano de existencia, en otra dimensión.
Le pregunté si toda esa gente estaba muerta y me contestó que para ellos, las personas en el plano Tierra estaban muertas, pero que en realidad no lo estaban. Le pregunté a la voz que quién era y me dijo que era un emisario para guiarme.
¿Acaso sabía que yo iba a llegar a ese sitio? Me contestó que no, pero que como estaba allí, le tocaba guiarme y darme toda la información que le pidiera.
—Una de las cosas que siempre me inquietó y me intrigó es saber si, aparte del ser humano, los animales, los vegetales y los minerales tenían alma y evolucionaban.
—Cada animal tiene un alma separada y distinta que no está conectada de ningún modo con ninguna otra alma en el universo. Existe una esencia del Alma Universal para cada organismo viviente del reino vegetal y del mineral. Ellas van evolucionando en su reino, a través de muchas reencarnaciones. El alma animal comienza su primer ciclo evolutivo, en sucesivas reencarnaciones terrenales, en la especie más pequeña o insignificante. El tamaño del animal no puede ser uno de los factores que determinen el progreso intelectual. Entre los insectos, la abeja y la hormiga muestran el mismo grado de desarrollo de su inteligencia y aptitudes. Fíjese que el cuerpo físico del hombre, en el sentido anatómico y fisiológico ha pasado por muchas etapas de evolución material. El cuerpo del hombre primitivo era más burdo y carente del atractivo y refinamiento que tiene la forma humana hoy en día. La forma física del hombre se ha desarrollado, en etapas graduales, desde unas formas primitivas hasta formas más estéticas y armoniosas. Lo mismo sucede en los reinos vegetales y minerales. Hoy en día existen más variedades tanto de un reino como del otro, pues han evolucionado a través del tiempo, para armonizarse y multiplicarse.
—¿Es cierto que los animales que están en contacto con los seres humanos evolucionan más rápido?
—Sí, es cierto. Las vibraciones de los seres humanos y el cariño y amor hacia los animales los hace evolucionar más rápidamente.
—Dentro de la escala evolutiva, ¿cuáles de los animales son más evolucionados?
—Dentro de la escala evolutiva, lógicamente con sus excepciones, los perros y caballos son muy evolucionados, unos más que otros. Cada uno evoluciona diferente, por eso ciertos perros y caballos son mucho más inteligentes que otros. En el caso de los seres humanos sucede lo mismo: unos están más evolucionados y son más inteligentes que otros.
—Volviendo al lugar en que me encuentro, ¿qué plano o lugar es este?
—Este es un portal de entrada a un plano de energía mental. Lo que se piensa se materializa, los deseos se cumplen, siempre que no dañen a nadie y que no interfieran con los demás. Aunque con la mente puedes materializar lo que deseas, aquí también existen leyes que hay que cumplir.
—¿Por qué no lo puedo ver? ¿Tiene cuerpo físico?
—Claro que tengo cuerpo físico, pero sutil y no me puede ver pues no me he materializado: permanezco en estado de vibración elevada y muy rápida, por eso no me puede ver.
—¿Aquí llegan los fallecidos?
—No, este plano es de enseñanzas para los seres humanos vivos que llegan aquí por sus propios medios evolutivos espirituales, pero que tienen que volver al plano terrestre y seguir evolucionando.
—Si materializo algo en este plano, ¿puedo llevármelo?
—No. Lo que se materializa en este plano permanece aquí, no puede ser transferido a otro plano de energía vibracional diferente.
—¿Los animales al reencarnar se vuelven a reencontrar con sus antiguos dueños?
—Muchas veces sucede así, pero si necesitan otras experiencias, se unen a otros dueños.
—¿Existen muchos planos como este?
—Sí, pero de diferentes vibraciones y, por ende, los seres en vibraciones espirituales similares pueden acceder a ellos.
—¿Qué ventajas puede tener un ser al visitar un lugar como este?
—Varias ventajas, todo depende de su grado evolutivo. Por ejemplo, usted disfrutó del paisaje y se cargó conscientemente de la energía envolvente. Además, vino con la idea de aprender, de preguntar, y lo logró. Por eso estoy aquí: acuérdese de que lo que se desea se cumple aquí.
—Si yo quisiera reencontrarme con mis padres, ¿podría verlos e interactuar con ellos ahora?
—No es posible. Primero, porque ya ellos han reencarnado. Segundo, porque este no es un plano de recepción de fallecidos. Y tercero, porque los fallecidos no pueden entrar en este plano vibracional. Como ya le expliqué, este lugar es para seres vivos del plano terrestre.
—¿Yo puedo acceder a este plano cuando lo desee?
—Usted puede venir cada vez que le sea permitido.
—¿Permitido por quién?
—Por los guardianes del plano. Cuando ellos lo consideran importante y la persona tiene la facultad de desprenderse espiritualmente, elevarse y entrar en este portal, le dan permiso para acceder y aprender. Cada uno aprende según su evolución espiritual.
—Estoy escuchando un silbido extraño, ¿qué es?
—Se le notifica que el tiempo de su estadía aquí ya terminó.
—Le estoy muy agradecido por las informaciones.
La voz no me habló más y me vi sentado en el patio de mi casa. Me sentía muy extraño, con un leve mareo, pero feliz y lleno de energía y pleno de amor universal.
- Brudman Schwarz, Vladimir, (1983), Me lo contó un muerto, Desconocido, Editorial XinXii