Luis tomaba el metro todos los días a las 11:00 am. desde la estación Tacuba hasta la estación de Zócalo para ir a trabajar. Era un trayecto rutinario que conocía de memoria ya que lo había recorrido los últimos cinco años de su vida de ida y vuelta. Sin embargo, un día algo extraño sucedió. Mientras el metro viajaba entre las estaciones de Allende y Zócalo la cual era la última estación para llegar a su destino, de repente Luis se encontró de vuelta en la estación Allende.
Al principio pensó que se había equivocado de vagón, pero al mirar la imagen y el nombre de la estación se dio cuenta de que algo estaba mal. La estación Zócalo debería estar justo ahí, pero en su lugar estaba viendo el nombre de la estación anterior que había visto minutos antes: la estación Allende.
Confundido, Luis intentó salir de la estación, pero las puertas del tren no se abrían. El tren siguió avanzando y llegó a la estación de Zócalo, pero cuando Luis salió, se dio cuenta de que la estación no era Zócalo sino Tacuba y que era la misma hora en que había subido al iniciar el viaje. Todo se repetía.
Luis se quedó atónito en la estación de Tacuba, sin saber qué hacer. ¿Qué estaba pasando? ¿Era algún tipo de broma o un fallo en el sistema del metro? Decidió hablar con los empleados del metro, pero nadie parecía saber qué pasaba.
Mientras Luis esperaba en la estación, se dio cuenta de que cada vez que intentaba llegar a Zócalo, el tren se desviaba de alguna manera y regresaba a Allende y luego a la estación de Tacuba para iniciar el ciclo nuevamente. Era como si el tiempo se hubiera vuelto loco dentro del metro.
Luis comenzó a experimentar con diferentes rutas y horarios, pero nada parecía funcionar, pues nunca conseguí llegar a la estación de Zócalo. Se dio cuenta de que estaba atrapado en un bucle temporal dentro del metro. La ciudad seguía adelante, pero él estaba estancado en un ciclo interminable.
Después de varios intentos y con un profundo temor decidió salir de la estación de Tacuba, pero al intentar subir a las escaleras Luis se encontró con un individuo peculiar vestido de negro y sombrero al estilo de las novelas de detectives y una sonrisa casi infringida y una mirada muy penetrante, le dijo:
– Amigo si quieres salir de aquí, te queda poco tiempo, debes tomar el metro en dirección contraria antes de las 3:33 pm de la tarde de lo contrario..
El extraño sujeto se quedó en silencio.. y Luis notó la ausencia de sonido alrededor de él, lo cual lo hizo girar su cabeza hacia todos lados para ver qué pasaba y cuando volvió a girar la cabeza hacia donde se encontraba el sujeto este se había esfumado.
Rápidamente Luis comprendió lo que estaba pasando y sin cuestionarse una vez más, decidió hacer lo que le habían dicho, corrió desesperado hacia el lado contrario de la estación. Mientras corría Luis sacó su teléfono para mirar la hora y se dio cuenta el reloj de su teléfono marcaba las 3:25 pm, cuando de pronto escuchó que el metro que iba en dirección contraria se acercaba a la estación, Luis brinco los últimos cuatro escalones para llegar al andén y aliviado corrió y entró al primer vagón que se encontró de frente.
Ya dentro del vagón Luis con la respiración agitada y tratando de controlarse se dio cuenta que estaba solo en el vagón, no había ni una sola alma, las puertas del sonaron y se cerraron, inmediatamente el metro comenzó a avanzar.. a Luis le palpitaba el pecho del miedo que tenía, él solo quería llegar a la siguiente estación y ver gente bajarse y salir corriendo hacia la calle, el transcurso de una estación a la otra a Luis se le hizo eterno, Luis cerró los ojos y en un intento de desesperación a punto de gritar sintió como el metro comenzaba a frenar, lo cual le causó una enorme paz y comenzó a ver que el metro estaba acercándose a la siguiente estación.
Luis suspirando vio que ya había gente, y ansiosamente se bajó del metro y corrió hacia las escaleras para salir de la estación en la que se encontraba, sacó su teléfono y vio que eran las 11:11 am., en ese momento Luis se acordó que en algún lugar había leído sobre las horas espejo y su significado
Ese día Luis se tomó su tiempo y dejó que pasaron algunos minutos, para ingresar nuevamente a la estación y reanudar su rutina, descubrió que el tiempo no era tan lineal como pensaba.
Desde ese día Luis era más precavido, antes de subirse al metro de la Ciudad de México, voltea a ver su reloj para verificar que la hora no fuera una hora espejo (11:11, 12:12, etc.).
Con el pasar de los años Luis se dedicó a investigar los sucesos extraños que sucedían en el metro de la Ciudad de México, y encontró que muchas personas contaban sus historias sobre que se habían perdido en el metro, bien experimentado repetición de estaciones o saltos de estaciones, trayectos más largos o cortos, así como atrasos incomprensibles o adelantos en las horas mientras viajaban en el metro, Luis cayó en cuenta que en la extensa red del metro de la Ciudad de México yacen secretos profundos y uno de ellos es que a ciertas horas y en ciertos días del año, surgen portales del tiempo que a veces se activan gastando bromas a los usuarios que transitan día a día, asegurando que hay estadísticas reales de personas que entran al metro y nunca salen.
Guillermo Camarena ∴