Hace veintiséis siglos, en “el año treinta, e los cinco días del cuarto mes”, hallándose cautivo en Babilonia, el profeta Ezequiel vió a orillas del rio Quebar algo extraordinario…
¿Fue una visión profética suscitada por Dios, cómo afirman los teólogos?
¿Acaso un sueño? Nada de eso, afirman algunos estudiosos de la Biblia: la descripción del objeto celestial visto por Ezequiel asombra por sus detalles precisos y por cierta semejanza con un fenómeno conocido en la actualidad con el nombre de “platillos voladores”. Es decir, el profeta hebreo fue testigo del aterrizaje de una nave intergaláctica, de cuyos ocupantes tal ver recibió sabias lecciones.
Pero leamos con cuidado el primer capítulo del Libro de Ezequiel:
ATERRIZA LA NAVE ESPACIAL
4— Y miró, y he aquí que venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube con un fuego envolvente, y un resplandor alrededor, y en medio del fuego algo que parecía como bronco refulgente.
¿No corresponde esta descripción a una máquina voladora? El caso es que en la historia bíblica son frecuentes estas nubes: preceden o transportan al Señor, guían a los hebreos, llevan a Noé para salvarlo del diluvio, y sirven de vehículo a Aquel que dicta la Ley. Es bien sabido que Moisés tuvo que ver con una nube mientras los Israelitas se mantenían a prudente distancia. Podían escuchar la “Gloria del Señor” (ruido del motor), pero no les estaba permitido verla, ¿No resulta interesante observar que la nube llegaba del norte, donde se cree que estaba la legendaria Hiperbórea poblada de seres venidos del planeta Venus?
5.— Y en medio de ella, la figura de cuatro seres vivientes. Y ésta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre.
6.— Cada uno de ellos tenía cuatro caras y cuatro alas.
8.— Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre, y sus caras y sus alas brillaban por los cuatro lados.
Ezequiel pretende así describir a los tripulantes de la nave, que “tienen semejanza de hombre”. Más tarde declararía que los reconoció como Querubines. Pero esos querubines bíblicos no eran ángeles. Eran mitad hombres y mitad animales. ¿Cuál era la parte animal? ¿No serían alas? El Éxodo dice que los querubines tenían cabezas y manos de hombre, y su misión era la de guardar la majestad de Dios, tal como se manifieste en el Arca de la Alianza y en los muros del templo de Salomón.
TAL VEZ ERAN HELICÓPTEROS
A cada querubín Ezequiel le de dos manos, pero cuatro alas, que bien podrían ser las palas de un helicóptero desconocido para nosotros, ¿Cómo eran esos, helicópteros?
9.— Con las alas se juntaban uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante.
¿No sería que cada uno de los extraños seres llevaba su propio helicóptero?
13.— Su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaban entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y salían relámpagos de él.
No hay duda de que Iban provistos de cascos análogos a los usados por los cosmonautas modernos y en ellos se reflejaba el chorro de fuego que escapaba de las naves, allá arriba.
LAS RUEDAS VOLADORAS
A continuación, Ezequiel describe una de esas naves:
15.— Mientras yo miraba a los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes.
16.— El aspecto de las ruedas era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza.
17.— Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados.
18.— Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor de las cuatro.
La nave debió posarse en el suelo. Tenía varios “ojos” o ventanillas, por las cuales salían los seres en sus artefactos individuales. ¿No es esa rueda una exacta descripción de los platillos observados tantas veces en los últimos años? ¿No llame la atención el hecho de que el profeta no mencione al mismo tiempo ruedas y alas, lo cual significa que se trate de cosas diferentes? Pero sigamos leyendo…
¡ERAN SERES HUMANOS?
22— Y sobra les cabezas de los se res vivientes aparecía una expansión a manera de cristal maravilloso.
Eran los cascos de los cosmonautas. Sin lugar a dudas.
24— Y oí al sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente como ruido de la muchedumbre. Y cuando se detenían, bajaban las alas.
Aquellos helicópteros debían ser semejantes a los actuales ventiladores portátiles de pila, que cuando se paran dejan caer sus palitas.
Y por si hubiera alguna duda sobre la misión apaciguadora de loa guardianes, el profeta añade en el capítulo IX:
1.— Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano el instrumento para destruir.
¿Armas de tipo Láser? ¿Rayos de la muerte? Más familiarizado con la visión, Ezequiel se atreve a llamarlos hombres en el siguiente versículo. Y hombres debían ser…
Un pastor que en nuestros días viera algo ton fantástico, ¿no se expresaría de manera parecida al profeta hebreo? ¿Qué hacían en Babilonia esos cosmonautas desconocidos? ¿Es que seis siglos antes de nuestra era, ya eran conocidos en la tierra los platillos voladores? ¿Cómo pudo ser capaz Ezequiel, hombre ignorante y sin imaginación, de Inventar la máquina voladora a reacción o el helicóptero?
A no ser que conociera, por haberla oído de los viejos, ¿la historia de los extraterrestres? O tal vez tengamos que situar al profeta más lejos en el tiempo, cuando las naves siderales surcaban a diario los cielos.
- Revista DUDA, (Mayo 5, 1971). Helicópteros hace 2,600 años. Revista DUDA, (1:5)