La caza del ganso salvaje

En mayo de 1949 la unidad de trabajo de las fuerzas aéreas encargada de investigar los informes de OVNIs recibió una carta tentadora. El remitente, un hombre que vivía en el estado de Maryland, Estados Unidos, explicaba que años atrás había comprado acciones de una pequeña compañía local creada para la fabricación de aeronaves. Recientemente, se había dado cuenta, sin embargo, de que la descripción de la aeronave propuesta por la firma se parecía mucho a la de los platillos volantes sobre los que había leído. Se creyó en la obligación de comunicar esta información a las autoridades que estudiaban los avistamientos de OVNIs.

Siguiendo sus indicaciones —y con la esperanza de poder explicar algunos de los informes de OVNIS no resueltos— un equipo de investigadores de la fuerza aérea iniciaron una investigación sobre las transacciones de la firma de aeronáutica, que era conocida como la Sociedad Ganso Gris (Gray Goose Corporation), y había sido fundada por Jonathan E. Caldwell. La búsqueda llevó al equipo y a la policía estatal de Maryland a una granja en Glen Burnie, Maryland, un suburbio a diecisiete kilómetros al sur de Baltimore. Allí, almacenados en un cobertizo para secar tabaco abandonado, estaban los restos deteriorados por la intemperie de dos de las máquinas voladoras experimentales de la Sociedad Ganso Gris, que evidentemente tenían un diseño semejante a los platillos. Uno de los aparatos, que estaba desmontado en piezas en el cobertizo (abajo), era un pequeño helicóptero con un fuselaje convencional, pero montado sobre la carlinga había un trípode que aguantaba un disco de cuatro metros de diámetro, del que sobresalían las palas.

El otro, mucho menos convencional, era una estructura parecida a un carrete que consistía en dos armazones de madera contrachapada reforzados de acero, que parecían grandes cajas de queso. Las dos secciones —que estaban diseñadas para girar en dirección opuesta y tenían un rotor de palas cortas que sobresalían de los bordes— estaban separadas por la carlinga del piloto, situada cerca del soporte del motor.

A pesar de que los investigadores habían encontrado la evidencia, el paradero de los inventores era desconocido. Un viejo carpintero, Caldwell había aprendido por su cuenta aeronáutica antes de formar su compañía de fabricación, pero aún tenía menos idea del mundo de los negocios, y había vendido acciones alegremente siempre que necesitaba dinero para financiar su aventura. Hacia 1940, el fiscal general de Maryland empezó a interesarse por los asuntos de Caldwell, que desapareció rápidamente, dejando tras de sí los prototipos de sus máquinas.

A pesar de todo, los investigadores se las apañaron para entrevistar a un hombre que afirmaba haber pilotado el helicóptero en forma de disco en un vuelo de pruebas sobre Washington D.C. hacía diez años. Basándose en la fecha del vuelo y el informe del piloto según el cual el aparato se mantuvo en el aire tan sólo algunos minutos a una altura de unos doce metros, los investigadores concluyeron que no podía haber sido objeto de ningún avistamiento de OVNIS. Así, las sospechas de Caldwell no condujeron a ninguna parte, y los informes de platillos en la zona siguieron siendo, por el momento, un misterio.


Referencias

  • Time Life Books, 2001, El fenómeno OVNI, La caza del ganso salvaje, Pag. 43, Estados Unidos, Time Life Education.

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