Indudablemente, no lo que la mayor parte de la gente interpreta portal. Existe, a este respecto, una decepcionante y universal falta de información. Se considera Magia ala bruja que prepara sus pócimas para curar las enfermedades y sus filtros de amor, a la vidente que «ve» nuestro destino, a la echadora de cartas o a la que leen la palma de nuestra mano. Es mago el hombre que tiene el «toque mágico», aquel que para curar necesita solamente imponer sus manos, el hipnotizador que adivina nuestros pensamientos con una breve pero intensa mirada. Esta es nuestra magia cotidiana, la que hace que muchos de nosotros nos sonriamos levemente cuando leemos en algún periódico o revista cualquier información al respecto.
¿Pero dónde hay que ir pues a buscarla? Por un lado, la mayor parte de los libros que quieren tratar el tema lo hacen de una manera extremadamente ligera y superficial, rozándolo apenas. Hay,además, una evidente falta de información, a lo que se une la fragilidad de la barrera que separa la verdadera de la falsa magia. Y,como sea que la verdadera magia es la mayor parte de las veces esotérica, oculta y cabalística, mientras que la falsa magia es ostentosa, cacareante y diáfana en grado sumo, la magia que termina por conocer todo el mundo es precisamente la que se debería repudiar y desenmascarar.
Cuando alguien habla de magia y magos, todo el mundo se forma inmediatamente la imagen del clásico hombre de blanca barba, vestido con amplia túnica y cucurucho de estrellas, la varita mágica en la mano, moviéndose entre retortas entre las renegridas piedras de un sótano u observando el cielo des?!e 10 alto de una antigua torre.Claro que, actualmente, la imagen magia ha cambiado Los magos del siglo XX se rodean más bien de impresionantes escenarios, de una aureola de pseudociencia, de una colección de nombres rimbombantes: psico-magnetismo, bio-magnetismo, pa-koua… Las recetas mágicas, por otro lado, aun las de las brujas y hechiceros de estar por casa, son siempre prolijas en condicionamientos: «Tómese la cola de un ratón gris cazado en un viernes que no esté nublado y en el que la luna esté en cuarto menguante…» Luego, cuando el exorcismo no da resultado, la respuesta es rápida: algo ha fallado, es indudable que el practicante no ha cumplido con todas las condiciones del hechizo. Porque, claro, el cliente es siempre el neófito en estas lides…
No, la Magia es otra cosa bien distinta. Y, aunque pueda parecer aventurado el afirmarlo tan rotundamente, mucho más seria también.
De la magia derivaron las religiones primitivas; y hoy, en un ciclo que se cierra, alguna religión ha vuelto a la magia. Nos referimos muy concretamente al vudú, esa práctica mitad espectáculo, mitad misterio, resultado de la fusión de las creencias africanas de los antiguos esclavos con las nuevas condiciones de vida de los territorios americanos.
- Martínez Mas, Sebastián, (1975), Gran enciclopedia de la magia y el ocultismo, I Los reinos de la magia, ¿Qué es la Magia?, Buenos Aires, Argentina, Editorial Cíclope S. A