El secreto origen de los egipcios

Es curioso observar que en casi todas las religiones conocidas, como la hindú, la babilónica, la caldea, la sumeria, la hebrea, la china y las de los pueblos de América, se encuentran claras anotaciones respecto al diluvio que cubrió a la tierra en una época de la que casi no se guarda memoria.

En la biblia, el hombre que se salvó de las aguas construyendo un arca es conocida como Noé, y como se recuerda, una vez pasado el diluvio, desembarcó en tierra firme en el monte Ararat; pero si vemos otros textos religiosos, encontraremos que para los caldeos un tal Xisutro se salvó del diluvio construyendo una embarcación y que ¡también desembarcó en un monte, llamado Korkura!, pero esto no es todo: para los hindúes, un solo ser humano se salva del diluvio, y ese hombre se llama Manu; y de igual manera que en los otros casos desembarca en una región montañosa muy elevada: el Himalaya. El mismo relato se repite en la religión incaica: ahí Noé recibe e nombre de Bochica, quien se refugia en lo alto de los Andes. Y por lo que concierne a México, Noé es Coxcox, quien se salva de las aguas yéndose a lo alto de la Sierra Madre.

Así que, en caso de aceptar que realmente ocurrió el diluvio universal, tenemos que concluir que solamente aquellos que lo previeron y tuvieron tiempo de subir a las cimas de las grandes montañas del mundo pudieron salvarse, ya que, según se afirma, las aguas cubrieron la tierra hasta elevarse en muy poco tiempo a 4,000 metros sobre su nivel original. Por lo tanto, encima de los 4,000 metros solamente quedaron libres del gran diluvio las cinco mesetas más elevados del mundo: la cordillera de los Andes, que al internarse al norte se convierte en la Sierra Madre y en las montañas Rocosas; las cumbres del Himalaya; la meseta del Irán con el Cáucaso que es su prolongación: y por último Abisinia.

Así pues, la lista de los hombres que se salvaron serian: en los Andes: Bochica; en la Sierra Madre: Coxcox; en el Himalaya: Manu; en el Cáuicaso: Xisutro. Pero no hay mención alguna de quién ocupó las montañas de Abisinia, a menos que creamos al francés Charroux, notable investigador, autor de numerosos libros, quien sostiene que de Abisinia partió la gran cultura egipcia.

Pueblo de pastores, leñadores y campesinos

Según Charroux, en Abisinia vivía un pueblo de raza negra y de escasa cultura dedicado al pastoreo y a las labores agrícolas. Pero en lo alto de las montañas de este lugar, un grupo de científicos provenientes de la Atlántida, como afirma Charroux, instaló una base científica o estratégica, similar a las que hoy existen en el monte Wilson o en el monte Palomar. Los habitantes de dicha base previeron gran diluvio y por tal razón concentraron en las montañas provisiones que les permitieron subsistir hasta que bajaron las aguas y todo volvió a la normalidad.

Los primeros egipcios

Después de que las aguas bajaron, el grupo de científicos se reunió con los escasos sobrevivientes negros que habitaban en lo alto de las montañas, y ya juntos, descendieron a buscar mejores condiciones de vida, para lo cual fijaron su residencia en el valle del Nilo, desde Tebas a Sals.

Gracias al conocimiento de los sabios y a la cooperación de los abisinios floreció la increíble cultura egipcia, y a la técnica que poseían se deben construcciones tan portentosas como las pirámides y los grandes templos. La vida transcurrió así durante milenios hasta que los egipcios perdieron el recuerdo de lo dramático que fue el diluvio, circunstancia totalmente lógica, ya que para ellos eran una verdadera bendición las constantes inundaciones del río Nilo, que les dejaba enormes beneficios en el orden agrícola.

Origen de Isis, la Eva egipcia

Si bien la tesis expuesta pueda parecer en extrema aventurada, comienza a ser más lógica y coherente si tomamos en cuenta que también el investigador alemán Von Danike afirma que los sobrevivientes de la meseta abisinia pertenecían a dos clases: la de los sabios y la de los negros de escasa cultura, dada su ocupación de agricultores y pastores.

Respecto a los sabios, Charroux afirma que todos eran del sexo masculino y tenían plena conciencia que de no encontrar mujeres sobrevivientes seria el fin de la raza humana, por lo que decidieron procrear hijos con las escasísimas mujeres de color que sobrevivieron. Así, de esta manera, se encuentra la razón por la que se fundaron después del diluvio las sociedades matriarcales.

Se desarrolló entonces una gran veneración a la mujer y a su fertilidad. Ella, la mujer, sería la “mater” (la madre) de cuyas entrañas resurgiría la humanidad entera, y si pensamos que esa mujer era de piel negra encontramos totalmente coherente el culto a las vírgenes negras que entre los egipcios se convirtió posteriormente en el culto a Isis.

Pero no solamente entre los egipcios existió veneración a las vírgenes negras. Los celtas, primitivos pobladores de Francia, tenían especial devoción a una virgen de color que adoraban en una gruta, sobre la cual fue construida la catedral de Chartres. Y también una virgen negra corresponde a la Mama Quilla del Perú, a la Ma del Asia

Menor, a la Maia de los griegos, y a la Maya de los hindúes: esto es: ¡de nuevo encontramos que el símbolo de la virgen negra aparece en las religiones que florecieron en las cinco mesetas que no ahogaron las aguas del diluvio! Por lo tanto, ésta sería la razón para que, en todo el globo terrestre, haya existido entre las culturas primitivas una especial devoción a las vírgenes negras como dadoras de la vida y creadoras de la humanidad.

Así pues, aunque la teoría de Charroux, respecto al origen de los egipcios, sea considerada muy atrevida, no por eso es menos apasionante y digna de reflexión.