Este libro no tiene más objetivo que divertirnos un poco a la vez que conocemos algunos secretos y misterios sobre la historia de la literatura universal. Habrá para todos los gustos Porque todos los autores, sean novelistas, filósofos, poetas ensayistas, tienen algún Enigma que ofrecer o que desvelar, bien respecto a sus vidas o a sus obras.

• ¿Sabemos donde nació exactamente Cervantes?
• ¿Estamos seguros qué Conan Doyle no fue un asesino?
• ¿Por qué a Comte le dio por crear una religión?
• ¿José Cadalso abrió la tumba de su novia?
• ¿Corneille fue el “negro” de Moilere?
• ¿Berbiguier fue martirizado por los duendes?
• ¿Acaso Julio Verne pertenecía a una sociedad secreta?
• ¿Ha habido obras inspiradas por un sueño?
• ¿Qué vida llevaron en realidad Andersen, Emilio Salgari o Jack London?
• ¿Casanova vio un OVNI?
• ¿Pueden Coleridge o Cocteau separarse del opio?
• ¿Pueden Hemingway y London dejar de lado la botella en la que encontraron el estímulo que dio cuerpo a su inspiración?
• ¿Cómo vivieron aquellos que recrearon en el papel el miedo, las alegrías y tristezas que describen las grandes obras literarias?

Los oscuros caminos de las creaciones literarias a veces resultan ser más apasionantes que el mismo producto. La génesis de las obras que llenaron nuestras horas de lectura se convierten también en una fuente de inspiración para textos, ensayos y novelas.

Muchos tuvieron existencias aventureras, vidas apasionadas, otros sencillamente combatían el confinamiento y el tedio dando rienda suelta a su imaginación exaltada.

A Lovecraft una vez lo felicitaron por la vívida descripción que había hecho de Paris, pero el escritor confesó que jamás había estado en Paris, o mejor dicho solo lo había visitado “in a dream with Poe” (“en un sueño con Poe”). Pero resultó ser que Poe tampoco había estado en Paris.

Los oscuros caminos se bifurcan como en los cuentos de Borges que apenas vislumbró entre nieblas la realidad que describió.

Jesús Callejo nos muestra los misterios que envuelven a estos escritores, misterios profundos que no alcanzamos a develar porque el mundo que crearon, ese espacio minucioso de letras, silencios y sentencias crípticas es infinitamente más vasto y complejo que el de la materia inanimada, hogar forzoso de nuestro pasaje por este mundo.

Los caminos del Señor son inescrutables dicen los exegetas bíblicos. Lo mismo podemos decir de los senderos que labran las letras.