En Los grandes libros misteriosos (Les grands libres mysterieux, 1974; Plaza & Janés, Col. Otros Mundos, 1977), del historiador y periodista Guy Betchel (1931), aparecen nombres relevantes del ámbito de lo mistérico y lo escolástico.
¿Qué mano, desde hace siglos, se ensaña en incendiar los compendios del conocimiento? es una de las preguntas que se hace el autor, también hace mención sobre la censura y la inquisición a la que se han sometido a los libros en todas las épocas y de distintas formas.
Comienza con una introducción que senta las bases de lo que se va a desarrollar en los restantes, esta vez, con nombres propios. Obras no tomadas en su conjunto sino, de forma más acertada, centrándose en alguno de sus componentes.
Todo un recorrido divulgativo e instruido, que incluye las principales guías de la literatura zoroástrica, los textos cátaros o los códices aztecas y mayas, respecto a los cuales, el autor aclara que no solo la destrucción voluntaria ha sido la causante de la actual escasez de textos, sino también accidentes e imprevistos como los de los archivos reales y la biblioteca del templo, junto al hecho de que los propios indios alfabetizados olvidaron cómo se escribía el náhuatl, o igualmente, que lo poco que pudo ser salvado se debió, principalmente, a algunos misioneros.
De todo este conjunto, los escritos atribuidos a Hermes Trimegisto ocupan un lugar primordial. En concreto, su Libro de Tot, al mismo interés desprenden los libros de profecías, misteriosos por su contenido y malditos por ser perseguidos y destruidos. De este modo, junto a la visión del apocalipsis de los egipcios, destaca la gesta que supuso la recuperación de los papiros coptos, en manos de los traficantes, así como las obras maestras salidas de las manos de los monjes de Spanheim, Alemania, convertida en toda una ciudad del libro. Obras con los que se pretendía reemplazar la magia negra por una magia natural, a base de cábala, alquimia espiritual y ciencia secreta y cristiana (La esteganografía de Tritheim).
Otras bibliotecas y catálogos mágicos fueron pasando de mano en mano y de mente en mente, en un amor tan bibliófilo como evocador de esas ciencias ocultas, en su acepción más positiva, aunque también reservada. Buen ejemplo de ello es la rareza del Mutus Liber, de 1677, un libro para todos que solo leerán algunos (El irrecuperable Mutus Liber). O la historia del adolescente que, en busca de sí mismo, legó una obra destinada a un nuevo equilibrio del mundo, entre el simbolismo poético y el iluminismo (Las misiones de Saint-Ives D’Alveydre).
Es un compendio que tampoco se olvida del sugestivo enigma del autor de El misterio de las catedrales (Le mystère des cathédrales, 1926) y Las moradas filosofales (Les demeures philosophales, 1930).
Los grandes libros misteriosos ofrece el desglose de una serie de cosmogonías, que tal vez formen parte de una sola, que se ha venido transmitiendo a pesar de todos los impedimentos. Valores universales desgranados por épocas y culturas (hebrea, cristiana, egipcia, griega, árabe, mesopotámica, caldea, etc.), y que conforman un corpus hermeticum denigrado por la voluntad de los poderes, la incompetencia o, como recalca Bechtel, la estupidez humana (La destrucción de los libros).
Todos ellos, contenidos en este estupendo ensayo, que de nuevo demuestra que el tiempo mantiene eternamente jóvenes las buenas obras.
Nota: la versión de este libro es escaneo en imágenes.
Este libro ha sido digitalizado por bibliotecaenigmas.com
- El misterio y la maldición
- Los escritos de Hermes Trimegisto
- Las páginas misteriosas de la Biblia
- Un apócrifo: El libro de Enoc
- El Zohar y las grandes obras de la Cábala
- El Avesta y la literatura Zoroástrica
- Los textos cátaros
- Los códices Aztecas y Mayas
- Los grandes libros mágicos
- La esteganografía de Tritheim
- El irrecuperable Mutus Liber
- Profecías y predicciones
- La gran errata
- Los duendes del señor Berbiguier
- Las misiones de Saint-Ives D’Alveydre
- El misterio de Fulcanelli
- La destrucción de los libros