El debate sobre si las manifestaciones artísticas, los videojuegos, los cómics o el cine provocan un aumento del crimen en las ciudades contemporáneas sigue abierto. Periódicamente se lanzan desde los medios de comunicación preguntas sobre si la cultura popular convierte a nuestros jóvenes en asesinos en potencia.
¿Qué hay de cierto en ello? La única forma de saberlos es recurrir a libros como “Mentes criminales” que realiza un exhaustivo trabajo de investigación y contrasta, con sencillez y datos rigurosos, la presencia del crimen en los productos de ocio actuales y la presencia del crimen en las calles de nuestras ciudades.
El libro presenta el crimen como catalizador de la cultura pop y no elude valorar la influencia que este tiene en la sociedad actual.
La secta homicida de Charles Mansos, el asesinato de John Lenon, pero también la literatura y el cine negro, el rock que, en su afán de remover conciencias recurre a ambientes y conductas criminógenas, y, sobre todo, los videojuegos, criticados sistemáticamente y vigilados como un germen de criminales: Francisco Pérez Fernández no elude ninguna cuestión y presenta una visión en gran angular del crimen y la cultura popular del siglo XX y del XXI.
Pero además de eso desgrana históricamente el paradigma criminal de cada época desde las conexiones decimonónicas entre crimen y deformidad, hasta el modelo de villano total del cómic y el cine, un criminal que no necesita motivaciones y su objetivo es el control del mundo.
Una obra de referencia para todos aquellos que deseen entrar con argumentos en el debate sobre el auge del crimen contemporáneo y su relación con el arte y los productos de ocio de la cultura popular. No es bueno juzgar sin conocer a fondo esta compleja relación.
Sumario
- Mente criminal y cultura popular
- De empalador a vampiro
- El ladrón de cadáveres y el lobo feroz
- Nace el concepto de «mente criminal»
- Malos y deformes
- Jack y Holmes: la vida como imitación del arte
- La maldición de Lombroso
- Malos y perversos
- Víctimas del trauma
- El asesino programado
- Monstruos sin alma
- El modelo del «villano total»
- Malos porque sí
- Cuidado con el bromista
- Nace el «cine negro»
- Arte versus negocio
- El cómic al relevo
- Detectando mentiras
- Fredric Wertham: matar al mensajero
- El inocente seducido
- Zapatos de gamuza azul
- Roll Over Beethoven
- La música del diablo
- Del rock al delito
- Cuestión de imagen
- Mala prensa
- Redefiniendo al asesino
- Biotipos en acción
- No eres lo que pareces… sino lo que haces
- Rastreando el crimen imperfecto
- Aprenda a ser famoso
- Delincuentes de despacho, «polis» pervertidos y crímenes de Estado
- Los ricos también delinquen
- Caretas fuera
- Magnicidios, genocidios y otras lindezas
- Los terribles videojuegos
- Empiezan los líos
- Regulando el negocio
- A tiro limpio
- Transgrediendo los límites
- Crimen sin pruebas
- El triunfo del antihéroe
- Malos «simpáticos»
- Los otros monstruos
- Promesas del este
- El sueño de don vito
- La cuadratura del círculo