En breves e irreverentes anécdotas, en las que la acidez y el humor se desbordan sin timidez, México bizarro retrata un país tan surrealista que lo mismo tiene sabor a chiste que a pesadilla.
En sus páginas se encuentran episodios como aquel en que una vidente fue contratada por un fiscal para resolver un homicidio, el exótico cortejo fúnebre a la pierna de Santa Anna, la huelga de hambre de un expresidente que dejó al país en la quiebra, la rodilla que Sara García se fracturó a propósito para ser la eterna abuela del cine, la trágica vida de la Mataviejitas y la funesta ocasión en la que se repartió al pueblo miles de litros de leche con heces fecales.
La pericia del historiador Alejandro Rosas y la astucia periodística de Julio Patán narran los hechos que nuestra historia habría querido esconder bajo la alfombra y las anécdotas que destapan cloacas en las que la versión oficial dista de la realidad de México, el país al que el adjetivo bizarro parece quedarle como un traje a la medida.
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