Vírgenes negras son efigies de la Virgen María que la representan como de piel oscura, o incluso completamente negra. Representaciones modernas, en las que a la Virgen se la ha dotado premeditadamente de un aspecto étnico negro, no entran dentro de esta categoría.
El origen de estas imágenes se explica como la adopción por parte del culto popular cristiano en sus primeros siglos de elementos iconográficos y atributos de antiguas deidades femeninas de la fertilidad, cuyos rostros se realizaban en marfil y cuyo culto estaba extendido por todo el Imperio romano tardío, tales como Isis, Cibeles y Artemisa. Debido a ello pueden encontrarse ejemplos de estas vírgenes por toda Europa.