Hay en el cementerio de Nantes un monumento por demás significativo: un hombre casi hundido en la tierra parece desgarrarse en un esfuerzo por alcanzar el desconocido espacio sideral: levanta con la mano una pesada losa y su rostro adquiere una expresión que parece interrogar al cielo, como si quisiera llegar hasta él.
Es la tumba de Julio Verne, cuya portentosa inventiva lo lanzaría más allá de los cerrados límites de una sociedad burguesa, lejos de un medio familiar que quería hacer de él uno más de tantos empleados oscuros. Yace aquí el hombre que prefiguró muchos de los actuales inventos, y en sus famosas novelas de anticipación llegó al punto de describirlos con exactitud que nos llena de asombro.
Fue un joven revolucionario
En 1848, siendo un muchacho de apenas veinte años, llega a París e terminar sus estudios de Derecho. La época es de turbulencia política: Proudhon preconiza la abolición de la propiedad privada, y Fourier pretende convertir el país en un vasto falansterio (grupo humano) donde reine la armonía. El pueblo clama contra el rey, y las revueltas populares siembran la confusión entre las clases dirigentes.
Influido por el socialismo incipiente de Proudhon, escribe Verne su primera obra, Les pajas rotas, que al ser leída por su padre, celoso defensor de las tradiciones, provocará fuerte altercado entre ambos. Y es que al joven Verne no le satisface el porvenir reposado y mezquino que le ofrece el bufete paterno. Sus miras son otras, muy ajenas a la estrechez que quiere imponerle la atrasada sociedad burguesa de su tiempo. El pertenece al bando de los que van a cambiar el mundo.
Viaja con la imaginación
Pero mientras llega la hora, cede y se emplea en un bufete. Aprovecha los momentos libres que le deja su trabajo para incursionar en las bibliotecas, en busca de todo lo publicado sobre los inventos que habrán de transformar al hombre y ampliar su mundo. Colabora al mismo tiempo en el “Museo de las Familias”, publicación para la cual escribe narraciones fantásticas de supuestos viajes. Publica en ella Los primeros navíos mexicanos, tema que retomará en Los amotinados del Bounty.
En sus primeras obras, y partiendo de datos objetivos que pudieran parecer fríos, se adivina ya el deseo de lograr una ambientación precisa y detallada de los lugares que tal vez quisiera visitar algún día. Va de un editor a otro con el manuscrito de Cinco semanas en globo, hasta que un día conoce a Hetzel. Este decide publicar la obra, con tal fortuna que en poco tiempo Verne será el escritor más leído de su época, y sus novelas de aventuras serán traducidas a los idiomas más importantes.
Desde el Japón hasta Arabia deleitarán a millones y millones de lectores. Movidopor esa extraña capacidad que le permitió siempre ver más allá de lo que alcanzarían sus contemporáneos, visitará entonces, gracias a su fabulosa imaginación lo mismo la India que Alaska, Perú o Rusia, y al mismo tiempo explorará el fondo de los mares o dará la vuelta a la Tierra…
¿Imaginó el Apolo VIII?
Pero lo más extraordinario de este ser excepcional está en su famoso De la Tierra a la Luna, pues no menos de nueve hechos planteados por Verne en su novela se cumplirán un siglo después por el Apolo VIII:
- El Apolo fue lanzado desde Cabo Kennedy, Florida, y Verne pone en órbita su nave en Stone Hill, Tampa, Florida.
- Fue tripulado por tres norteamericanos en la realidad, y por dos norteamericanos y un francés en la novela.
- El Apolo medía 3.65 metros de diámetro, era cónicocilíndrico, de aluminio, y pesaba 5590 kgs. El artefacto de Verne tenia 3 metros, igual forma, era también de aluminio en parte, y su peso era 4000 kgs. mayor.
- La velocidad calculada por Verne fue la misma que la lograda por al Apolo: ¡36000 km. por hora!
- El punto más cercano a la Luna logrado por el Apolo fue de 110 km. y el cohete de Verne llegó a 50 km.
- La descripción de la Luna hecha por Verne coincide con la que vieron los tripulantes del Apolo.
- El Apolo (o mejor dicho, la cápsula espacial) descendió a 1600 km. de las islas Hawai, Verne hizo bajar su nave entre las costas de Estados Unidos y Hawai.
- La diferencia de tempo de vuelo entre el Apolo y el cohete de Verne, ¡es de sólo 4 días!
- El descenso se hizo sin cohetes retroimpulsores en el Apolo, y con los cohetes apagados según Verne, ¡lo que viene a ser lo mismo!
¿Que don tan fuera de lo común animó a este hombre, que de manera tan exacta intuyó el viaje a la Luna? ¿Cómo y de qué forma adivinó que se realizaría algún día?
Llenarían muchas páginas los misterios que suscita la obra de este ser singular, que nació el 8 de febrero de 1828 en la ciudad francesa de Nantes, a orillas del ría Loira. Cuando murió, el 24 de marzo de 1905, dejaría al mundo una valiosa herencia: cuarenta novelas que sus contemporáneos consideraron fantásticas, sin saber que bien entrado el siglo XX gran parte de sus aventuras imposibles se convertirían en realidad.
“Prestándole atención a los locos se hacen los grandes descubrimientos.”
– Julio Verne
- Revista DUDA, (Junio, 2, 1971). Un pionero del cosmos: Julio Verne. Revista DUDA, (1:7)